En "Religiones del Error", un cristiano en Oriente presencia el violento conflicto entre budistas y mahometanos, reflexionando sobre las animosidades que dividen a las religiones. A pesar de reconocer la brutalidad de la intolerancia religiosa, concluye con suficiencia que su propia religión es la única verdadera y benevolente, ilustrando una lección moral para los jóvenes lectores sobre los peligros de la arrogancia y la necesidad de comprensión entre diferentes creencias. Esta sencilla historia con moraleja anima a los estudiantes a aprender de las percepciones defectuosas que conducen al conflicto.

"La historia ilustra la hipocresía y la autosuficiencia que a menudo se encuentran en las creencias religiosas, destacando cómo los individuos pueden justificar la violencia y la animosidad hacia los demás mientras reclaman una superioridad moral para su propia fe."

En este cautivador cuento moral, un miembro de la Legislatura, que había jurado no robar, regresa a casa con una gran parte de la cúpula del Capitolio, incitando a sus electores a celebrar una reunión de indignación y considerar un castigo. Defendiéndose al afirmar que nunca prometió no mentir, es extrañamente considerado un "hombre honorable" y elegido para el Congreso sin promesas, mostrando la naturaleza humorística pero educativa de los cuentos morales breves.

En esta humorística historia moral, un exlegislador busca una recomendación de un Ciudadano Muy Respetable para el puesto de Comisionado de Camarones y Cangrejos, a pesar de su pasado notorio de vender influencias. Inicialmente indignado, el ciudadano finalmente accede a ayudar, redactando una ingeniosa carta que resalta la ironía de la corrupción política y enfatiza que un hombre honesto solo debería "intercambiar" influencias en lugar de venderlas. Este cuento moral atemporal ofrece una valiosa lección sobre integridad, convirtiéndolo en una opción atractiva para cuentos morales infantiles.

En esta historia moral llena de sabiduría, un Deportista, después de herir a una Ardilla, la persigue con un palo, afirmando que desea poner fin a su sufrimiento. La Ardilla, revelando con desafío la hipocresía de las acciones del Deportista, afirma su deseo de sobrevivir a pesar de su dolor. Abrumado por la vergüenza, el Deportista finalmente se abstiene de lastimar a la Ardilla y se aleja, destacando la moraleja basada en valores de que la verdadera compasión debe estar alineada con la comprensión y el respeto por la vida.